"Cuando yo digo al malvado: "Vas a morir", y tú no lo amonestas, si no hablas para advertir al malvado, que abandone su mala conducta, de su sangre te pediré cuentas a ti." Ezequiel 3,18.
Entonces Jesucristo, en un acto de su justicia y su gran misericordia para los buenos, dará orden a sus ángeles que todos los enemigos sean exterminados. Caerá fuego del cielo. El sol se obscurecerá". Los perseguidores de la Iglesia, las personas dadas al pecado, perecerán y la tierra parecerá un desierto". (La salette )
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