Durante su estancia en Galicia, Lucia dos Santos fue testigo de varias supuestas apariciones marianas. Una de ellas ocurrió en uno de los destinos de la entonces novicia. El santuario de las apariciones de Pontevedra está situado en el casco antiguo de la ciudad, en una estrecha calle que lleva el nombre de Sor Lucia. En la segunda planta de este antiguo edificio estaba su celda. Allí tuvo lugar la supuesta aparición el 10 de diciembre de 1925. Hoy en día está acondicionada como una pequeña capilla, con algunas imágenes y bancos para favorecer la oración. En la pared hay pintada una reproducción artística que representa la aparición. Según describió la propia Lucia en un texto que fue publicado junto con sus memorias, la Virgen se le apareció en su celda en compañía de un niño que estaba suspendido en una nube. La Virgen le puso una mano en el hombro al tiempo que le mostraba la otra, en la que tenia un corazón cercado de espinas.