En 1946 la primera imagen "peregrina" de Fátima visitó varias localidades portuguesas. A su paso por Bombarral, dos palomas se acomodaron sobre el pedestal de la Virgen. A pesar de los ruidos propios de las procesiones, como campanas, petardos, aplausos y cohetes, las aves no se movieron y acompañaron a la imagen en todo momento, salvo cuando efectuaron algunos breves vuelos por los alrededores. Después regresaron al pedestal. Y así ocurrió hasta llegar a Lisboa. Este hecho, que fue tomado como una señal sobrenatural, también se repitió durante el recorrido que la imagen realizó posteriormente por España. A su paso por Blesa (Teruel), el 18 de julio de 1948, el anómalo comportamiento de las palomas causó admiración entre los vecinos que asistían a las procesiones. Según las crónicas, algunas ya venían con la Virgen desde otros pueblos, mientras que otras se fueron sumando al paso de la comitiva por la localidad.
Años más tarde, en El Paso (La Palma), ocurrió algo similar. En aquella ocasión, en la citada localidad se estrenaba una imagen de la Virgen esculpida en piedra y entre el 11 y el 18 de julio de 1954 una serie de procesiones recorrieron el lugar. Según explica Carlos M. Padrón,vecino del entonces barrio Los Cernícalos -hoy llamado Fátima-, "la imagen fue colocada sobre el tope del descanso, hubo rezos v prédicas, y al final se lanzaron voladores y se soltaron las palomas que estaban presas bajo el descanso. Como era de esperar, estas, seguidas por la mirada atenta de quienes sabían lo de la apuesta, volaron despavoridas hacia su palomar". Sin embargo, "para asombro de todos, tres de ellas no se fueron al palomar, sino que se posaron sobre las almenas del muro de la azotea de la casa", explica Padrón.
"No tenía mucha lógica que esos animalitos, a los que uno no podía acercarse a menos de tres metros porque eran ariscos y echaban a volar de inmediato, se quedaran fuera de la protección de su palomar y en un lugar cercano al que explotaban estruendosamente los muchos voladores que se seguían lanzando", explica Carlos Padrón. Este vecino de El Paso también fue testigo del insólito comportamiento de los pájaros al día siguiente de la procesión, cuando se encontraba en el interior de la iglesia: "Al alejamos del altar las palomas bajaron volando, todas al mismo tiempo, y se posaron de nuevo sobre las andas y a los pies de la imagen de la Virgen. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo v me invadió un sudor frío, porque yo no encontraba, ni he encontrado todavía, explicación racional a semejante fenómeno".