13 mar 2013

LA VIDA DE SOR FAUSTINA

Conocida en el mundo entero Santa sor María Faustina Kowalska- apóstola de la Divina Misericordia- una de los místicos más destacados de la Iglesia. Nació el 25 de agosto de 1905 en el pueblo de Glogowiec (Polonia), en una familia campesina, pobre y piadosa, como la tercera hija entre diez hermanos. En el santo bautizo, celebrado en la iglesia parroquial de Swinice Warckie, recibió el nombre de Helena. Desde pequeña destacó tanto por su piedad, amor a la oración, laboriosidad 
y obediencia, como por una gran sensibilidad ante la pobreza humana. Aunque su educación escolar no duró más de tres años, en su DIARIO supo expresar 
de forma clara, simple y precisa, todo lo que quería decir, sin ningunas ambigüedades.

LA EXPERIENCIA DE SOR FAUSTINA

“ la gracia de la vocación a la vida conventual sentí cuando tenía siete años. A los siete años por primera vez en mi alma oí la voz de Dios, o sea, la invitación a la vida más perfecta, pero no siempre obedecía la voz de la gracia. No tenía contacto con nadie que pudiera explicarme estos asuntos.”

Cuando tenía dieciséis años, abandonó su casa familiar y se mudó a Aleksandrów, un pueblo cerca de Lodz, y después se trasladó a Lódz, donde trabajando de sirvienta ganaba dinero para su mantenimiento y para ayudar a sus padres. Mientras tanto el deseo de entrar en el convento, maduraba en su alma. Los padres estaban en contra de esa decisión, así que Helena intentaba acallar la vocación Divina.

''Una vez, junto con una de mis hermanas fuimos a un baile. Cuando todos se divertían mucho, mi alma sufría tormentos interiores. En el momento en que empecé a bailar, de repente vi a Jesús junto a mí. A Jesús martirizado, despojado de sus vestiduras, cubierto de heridas, diciéndome esas palabras: ‘‘¿Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañarás? En aquel momento dejaron de sonar los alegres tonos de la música, delante de mis ojos desapareció la compañía en que me encontraba, nos quedamos Jesús y yo. Me senté junto a mi querida hermana, disimulando lo que ocurrió en mi alma con un dolor de cabeza. Un momento después abandoné discretamente a la compañía y a mi hermana y fui a la catedral de San Estanislao Kostka. Estaba anocheciendo, en la catedral había poca gente. Sin hacer caso a lo que pasaba alrededor, me postré en cruz delante del Santísimo Sacramento, y pedí al Señor que se dignara a hacerme conocer qué debía hacer en adelante. Entonces oí estas palabras: 

Ve inmediatamente a Varsovia, allí entrarás en un convento. Me levanté de la oración, fui a casa y solucioné las cosas necesarias. Tal como pude, le confesé a mi hermana lo que había ocurrido en mi alma, le dije que me despidiera de mis padres, y con un sólo vestido, sin nada más, llegué a Varsovia'' (Diario, 9).

En Varsovia buscaba lugar en muchos conventos, pero en ninguno querían dejarle incorporarse. Finalmente, el 1 de agosto de 1925, pasó el umbral de la casa de la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en la calle Zytnia, en Varsovia. Aquí la acogieron. Sin embargo, antes, para cumplir con los requisitos, tuvo que trabajar para asegurar una dotación para el convento. Trabajó de criada en una familia numerosa que vivía cerca de Varsovia.Sus sentimientos que experimentaba después de ser aceptada en el Convento, describió en el DIARIO: ''Me pareció que entré en la vida paradisíaca. De mi corazón brotó una sola oración, la de agradecimiento'' (Diario, 17).

En la Congregación recibió el nombre de sor María Faustina. El noviciado lo pasó en Cracovia, donde en presencia del obispo Estanislao Rospond hizo los votos primeros y cinco años después los votos perpetuos de castidad, pobreza y obediencia. Trabajó en distintas casas de Congregación. Pasó los períodos más largos en Cracovia, Vilna y Plock (Polonia) trabajando como cocinera, jardinera y portera. Para quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su extraordinaria y rica vida mística. Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del convento, estaba siempre concentrada y callada, pero a la vez natural, alegre, Ilena de amor benévolo y desinteresado hacia el prójimo.

El austero modo de vida y los ayunos agotadores que practicaba ya antes de la incorporación a la Congregación, debilitaron tanto su organismo que, ya en el postulado, fue enviada al tratamiento para que recuperara la salud. Tras el primer año de noviciado, le vinieron experiencias místicas sumamente dolorosas; las de la Ilamada noche oscura, y luego, sufrimientos espirituales y morales relacionados con la realización de su misión que le fue encomendada por el Señor. Sor Faustina ofreció su vida a Dios por los pecadores, para salvar sus almas y con este propósito experimentó diversos sufrimientos. En los últimos años de su vida aumentaron las dolencias del cuerpo: se desarrolló la tuberculosis que atacó los pulmones y el sistema digestivo. A causa de ello dos veces fue internada en el hospital varios meses.

Extenuada físicamente por completo, pero plenamente madura espiritualmente y unida místicamente a Dios, falleció en olor de santidad, el 5 de octubre de 1938, a los 33 años, de los que 13 pasó en el convento. (Ver las notas del DIARIO de Santa sor Faustina).

FUENTES: misericordia-divina.com

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