Señor, Jesús,
te agradecemos la vida que hemos recibido de nuestras madres
y reconocemos en ella tu amor y tu ternura.
Las madres, como Maria,
lo dan todo por sus hijos;
ellas están presentes en todos los momentos de nuestra existencia,
amándonos, guiándonos, educándonos y,
sobre todo, enseñándonos a amarte a ti
y a nuestros hermanos.
Te damos gracias por este don que nos llena
de alegría profunda
y que nos hace comprender el valor de la vida.
Amén
MARCOS 4 34
"Y Jesús dijo: Aquí esta mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre".
CONFRONTEMOS
Salmo 66 (67)